LA DISFAGIA

Comer es un placer. Es una manera de relacionarnos y disfrutar de los apetitosos platos de nuestra gastronomía.
Cuando comemos, en la deglución, enviamos los alimentos y los líquidos de la cavidad oral al estómago. La deglución también es un reflejo de protección de las vías aéreas ante el riesgo de aspiración.


La deglución normal pasa por tres fases:
-Fase oral: Es el tiempo de introducción del alimento en la boca, se mastica, saliva y contiene los alimentos en la boca. Es una fase voluntaria.
-Fase oro faríngea
     tiempo de transporte oral: Es el tiempo de transporte oro faríngeo. El bolo se comprime entre la lengua y el paladar duro en sentido anteroposterior hacia el istmo de las fauces. Es también una fase voluntaria.
tiempo de transporte faríngeo: El bolo pasa el esfínter velo faríngeo, la epiglotis bascula, sube la laringe, se contraen las cuerdas vocales y se cierra la glotis. La información sensitiva del bolo en la lengua desencadena las contracciones de la faringe (peristaltismo faríngeo) y se abre el esfínter esofágico superior. Es un acto reflejo.
-Fase esofágica: Transporte del bolo del EES (esfínter esofágico superior) al estómago (peristaltismo esofágico). La laringe y el hioides descienden y se restablece la respiración. Es también una fase refleja.

Toda la oro faringe actúa coordinada por el control de centros nerviosos en el córtex pre-central y córtex frontal.
Hay núcleos motores del IX, X, VII, XII par craneal y de núcleos motores bulbares: núcleo ambiguo y del tracto solitario; importantes en la regulación de la deglución, masticación y respiración.





La disfagia no es una enfermedad, sino un síntoma de otros procesos patológicos: ELA, Parkinson, demencias tipo Alzheimer, tumores, AVC (accidente vascular cerebral) TCE (traumatismos cráneo encefálicos), secuela de cirugía etc.

La disfagia tiene una incidencia muy alta sobretodo en enfermedades neurodegenerativas, por lo que es un factor de pronóstico vital.

La disfagia supone un mayor riesgo de mortalidad, de infecciones pulmonares, de malnutrición, de hospitaslizaciones más largas y de peor pronóstico a largo plazo.



El anciano, nuestros mayores, son potencialmente pacientes disfágicos a tener en cuenta por envejecimiento de funciones cognitivas, de estructuras implicadas en el proceso de la deglución y por otros problemas asociados a la vejez (artrosis, HTA...) que comportan retrasos en el reflejo de la deglución, disminución y enlentecimiento del peristaltismo, del reflejo de tos etc.

Signos y síntomas de la disfagia: alteración en la duración de las comidas, alteraciones sociales de convivencia, alteraciones psicológicas cómo pérdida de placer por la comida o temor al momento de las comidas, alteraciones nutricionales cómo pérdida de peso, de hambre, aumento de fatiga... 
Signos y síntomas vitales de aspiración y falsas rutas: Reflujo nasal, dificultad en la masticación, voz "húmeda", disfonía, tos antes-durante-después de las comidas, fiebre, infecciones respiratorias frecuentes, texturas conflictivas...


El protocolo de diagnóstico determinará las posibilidades de alimentación, de adaptación de texturas, de mecanismos de ayuda y de reconstituír el placer social de la comida. Se procurará dietas individualizadas, control de ingesta-peso y reevaluaciones periódicas.
Es importante el papel del digestiólogo, endocrino, enfermera/o y el logopeda conjuntamente.



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